No juzgue a un músico por su campaña de marketing

Ustedes no lo saben, pero he pasado el último mes, analizando las mañas, observando las estrategias y escuchando un montón de música que antes hubiera considerado irrelevante en mi vida.

Hoy tocó el turno de Ha*Ash. Aquí podría hacer una lista de ## cosas que pensé mientras escuchaba los éxitos del afamado dueto mexico-norteamericano, pero mejor pongo lo que más me sorprendió.

Hanna y Ashley Pérez tienen unas canciones llegadorsísimas. Todo es un drama. Todo es un truene, una separación, una persona dejada que está en proceso de recuperarse. Las razones de la separación, son varias, pero lo que más me sorprende es que si tomamos en cuenta el casi billón de views que suman en su cuenta de YouTube (sí, chavos, hoy el éxito son métricas y no portadas de revistas) quiere decir que a varios millones de personas los han dejado en algún momento vestidos y alborotados.

¡Cuánto sufrimiento hay entre nosotros! Empecé a escuchar las canciones y dije, órale la dejaron, luego la siguiente y dije: pobrecita y unas cuantas después, empecé a pensar, «Chin, esa sí se la podría dedicar a alguien», o «Ah, caray, eso sí me llegó» y cuando ya estaba alcanzando el punto más bajo de depresión, alguien llegó a felicitarme de Navidad y desperté. Gracias.

Lo que sí es que, después de un rato de escucharlos, es como tomarse un café con sabor ahumado, que termina aturdiendo el paladar, porque es demasiado. Demasiado para alguien que toma el café sin azúcar y encuentra muy reconfortante un vaso de agua simple.

El punto es que, a la distancia, yo siempre he visto a este dueto como éxitos fabricados, como típicos artistas inflados por sus disqueras con egos más grandes que las ventas reales de sus discos. Y no. Al escuchar las letras, descubrí que su éxito es real y radica en poner en versos y rimas, esos momentos de rechazo que la mayoría pasamos y ayudan a contemplar los sentimientos para, algún día, dejarlos atrás.

 

Jetlag

Estoy enjaponizada. Hice cuentas y hace cinco años que no me tomaba dos semanas de vacaciones hechas y derechas. Sin mails de trabajo, ni mensajes ni pseudo desconexiones en las que siempre acabas estando pendiente de que las cosas salgan bien.

Para ser honesta, no fue por mérito propio, sino porque quiero pensar que la vida me hizo este regalo, obviamente con un precio, pero bastante costeable.

El punto es que fue un viaje donde cada una de mis expectativas fueron cubiertas, excepto la del Robot Restaurant de la que se hablará más adelante.

Visité los puntos turísticos más mencionados de Japón y disfruté contemplar una cultura de consideración al otro.

Gracias siempre por estos días de aprendizaje, de descubrimiento, de glotonería y de despilfarro.

Estoy lista para Escandinavia.

 

¿Por qué tenía writers block?

Hace unos años, en una situación bastante desafiante de mi vida, leí una novela a Nicholas Sparks (próximamente un post de por qué siempre que leo o veo algo de él, me enojo) en donde el personaje principal era un escritor que se encontraba atravesando un periodo de bloqueo creativo y en el afán por recuperar la inspiración, se iba a un pueblo, lejos de las distracciones de Nueva York. Luego en en ese pueblo, sucedía la historia… romántica, obviamente.
El libro se llama At first sight y próximamente podrán verlo en su cine más cercano.
Todo este rollo, es para ilustrar que yo pasé por un año igual.
No es que no hayan pasado cosas en mi vida, pero es que pasaba 12 horas al día, publicando notas y al final, terminaba como naranja pasada por un extractor profesional.
Y para ser honestos, la mayoría de las cosas sobre las que filosofaba era sobre todo lo que estaba mal de mi centro laboral y poco sobre lo que estaba mal en mi centro personal, ja.
A veces se nos va la onda y el tiempo, pensando y quejándonos mentalmente en todo lo que se podría corregir y nos queda muy poco para corregir. Bien listos.

Hashtag team

El problema es que siempre queremos apoyar una cosa y condenar la otra. O sea que si una está bien, la otra forzosamente tiene que estar mal. Y quizá ese ha sido el origen de tantos problemas políticos, religiosos y hasta maritales.
Siempre queremos tener la razón.
Pensémoslo así. La mayoría de las veces que nos enojamos es porque asumimos que el otro está actuando con el mero propósito de hacernos daño, y rara vez nos damos el tiempo de contemplar la realidad desde su perspectiva.
Ni todos los musulmames son villanos y definitivamente no todos los cristianos son buenos.
No es que una religión o un sistema de gobierno esté mal y el otro bien. No es que por solidarizarme o empatizar con una situación, me esté olvidando de la otra.
Es simplemente tratar de ver el asunto desde los ojos del otro. Éste es para mí, siempre, el reto más grande.

Viajes en el tiempo

Hace poco terminé de leer Yes Please! de Amy Poehler y el libro entero es una serie de piensos que he rumiado durante toda mi vida y que ahora entre risas y lágrimas, leí en voz de alguien más. 

Una de esas ideas es que los viajes en el tiempo existen y acabo de hacer uno. 

Hace poquito más de un año, escribía en este blog todas las cosas que se habían ido con el aparente trabajo de mis sueños y lo bonita que era la vida desempleada. Y sí, fue un mes que necesitaba pero también tenía demasiadas preguntas e incertidumbres profesionales en mi mente. 

Luego vino un año que fue como meterme a una montaña rusa en la oscuridad en el que aprendí muchísimo y sufrí otro tanto. (De las que pronto nos reiremos todos juntos en este blog).

También pasé por un writers block de 365 días que terminó el sábado que vi a Metric en vivo por tercera vez, y me acordé de esa parte de mí que necesita sentir que está creando algo y de lo mucho mucho, que amo la música. 

Esa debe ser una buena señal.  

El call center más eficiente de todos

Ayer vimos «Cobain: Montage of Heck», el documental sobre la vida de Kurt Cobain y para ilustrar el éxito mundial de la banda, mostraban las portadas de periódicos y revistas en los que apareció la agrupación.
Y entonces pensé: en un mundo donde los impresos son cada vez menos relevantes (la mayoría, luego podemos discutir el punto)… cuando hagan el documental de los nuevos talentos, ¿con qué ilustrarán sus éxitos? ¿Screen shots de sus métricas en You Tube?
Hoy fui a junta, me presentaron un nuevo talento, y sí, vi screen shots de métricas de YT, FB y TW.
A veces la vida nos responde demasiado rápido, mai frems.

 

Cosas que perdí con el trabajo

Desde la ansiedad por el chocolate hasta el concepto de disciplina.

Como la mayoría ya se habrá enterado, hace dos semanas perdí mi empleo. Era editora de una revista juvenil pero por motivos extraños de los hombres de negocios, los dueños prefirieron llevarse su dinero a un mercado donde no impera el «al ratito» y el «al fin que nadie se fija» y 25 personas nos fuimos con nuestras cajitas a nuestras casas.

Fueron meses de incertidumbre, de conjeturas, expectativas, desgaste y de mucha, mucha ansiedad.

Hoy dos semanas después, puedo listar las cosas que se me fueron junto con lo que parecía ser, el trabajo de mis sueños.

Lo primero que noté fue que desapareció mi necesidad de chocolate diario. Todos los días, a eso de las cinco de la tarde, necesitaba un café y un chocolate, hoy hay días que ni siquiera me acuerdo del café.

Además me siento a desayunar o comer, sin acompañarlo de mails, llamadas o «mientras comes te cuento y me respondes»; entonces ahora me entero cuando ya estoy satisfecha y he notado que mis porciones son más pequeñas. No me tengo que terminar todo lo que tengo en el tupper ni lo hago con prisas porque tengo que salir corriendo a resolver un pendiente dentro de la hora de comida. Un día me di cuenta que con una generosa sopa de verduras tuve energía para toda la tarde y espacio para un postrecito. Fue lo máximo.

Ya no me interesa estar pegada a las redes sociales, aunque debería porque todavía tengo otras responsabilidades. Ayer me di cuenta de que pasaron más de 24 horas sin que me enterara que Miley Cyrus se dio de nalgadas con la bandera y que fue un escándalo en el internet. Se me había olvidado lo que era tener la ventana permanentemente abierta con todas las notificaciones activas y el estrés por «ganar» la nota.

Obviamente el sunday blues se esfumó, y la ansiedad de los viernes por salir corriendo a cachar los últimos rayos de sol, también.

Llevo dos semanas viviendo lo opuesto a una rutina. Me acuerdo que había logrado el hábito de escribir todos los pendientes antes de salir de la oficina y revisarlos la mañana siguiente para darle un orden a mi día. He intentado hacer eso en el nuevo escenario y siempre termino haciendo una cosa de las que no estaba en esa lista. ¿Será eso bueno o malo?, el tiempo lo dirá.

Estoy consciente de que pronto debo regresar a la rutina laboral pero aún no decido en qué escenario. Estar en mi casa, me ha liberado del remordimiento de: ¿para qué tengo mascotas si casi ni las veo? O, mi casa puede estar hecha un tiradero al fin que solo llego a cenar y dormir. O, solo tengo dos horas para ver una serie al día y ¡hay tanto por ver! Creo que he visto menos tele que cuando trabajaba y eso seguramente se debe a que ya no necesito, «descomprimir» mi cerebro al regresar de la oficina.

También ha sido muy bonito encontrar un estudio de yoga cerca de casa al que puedo ir en el horario que me acomode, entonces he dejado de pensar que la disciplina es hacer las cosas siempre a la misma hora y en el mismo lugar y ahora solo consiste en asignarle un espacio diario que ahora sí resulta relajante y espontáneo.

Siento que llevo 15 días haciendo una limpieza profunda, no solo en mi casa, sino en mi persona. Estoy revisando y depurando esas cosas que sí me gustan y me dan felicidad, y a las que por mera cuestión de supervivencia les busqué el lado amable y las agregué a mi vida para hacerla un poco más entretenida. Hoy ya no las necesito, y así como las veo aparecer, las dejo pasar, como si fuera un vagón que llega muy lleno y mejor esperas el siguiente.

Así que creo que hasta ahora el saldo ha sido que perder es ganar. Ya veremos.

Llorar sin control

Y sentir sin control.

Así como reír sin control. Hacer algo sin control y solo sentirlo y contemplarlo y volverlo a sentir. Luego uno se vuelve fan de la música por eso, porque las canciones, ciertas canciones, tienen el poder de hacerte viajar en el tiempo, de hacer vídeos mentales que resumen los buenos momentos que pasaron y llorar por ellos a modo de brindar por ellos, porque pasaron, porque nunca volverán y porque siempre vivirán en el corazón.

Hoy vimos a un dueto pop folk jalisquillo en El foro del tejedor, y principalmente fuimos porque son los autores de nuestra canción y porque tienen otras tres que también podríamos secuestrar para nuestro placer cursi. Se llaman Espumas y terciopelo, como homenaje a la canción Amarraditos de Tin Tan. Al final cantaron Bonita y el video que transmitió mi mente, me hizo llorar sin control.

Esta es nuestra canción:

Y esta es la otra que nos podríamos secuestrar:


El cover de Bonita:

Y el cover de Amarraditos:

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Sulcafans

Hay cosas y personas que llegan a nuestra vida sin que tuviéramos que trazar un plan para que así sucediera.

Había escuchado y visto mencionar en redes sociales a Wendy Sulca, una YouTube star salida de la escena folklórica peruana. En lo personal, me bastó con ver el video de las Torres gemelas de Delfín hasta el fin y uno de la Tigresa del oriente para saber que no es lo mío. Así que no llegué a Wendy Sulca.

Hasta que fue invitada al programa de radio que invado dos días a la semana.  Y me bastaron cuarenta minutos para aprender, encariñarme y volverme una Sulcafan.

Antes, obviamente, como la periodista comprometida con su labor que soy, me puse a ver todos los videos. No me gustaron. Pero en cuanto empecé a platicar con Wendy, toda mi perspectiva sobre ella cambió y mi conclusión fue: Cuando crees que ya entendiste todo el pedo, resulta que no, que no has entendido nada.

Wendy es una chica llena de ilusión y grandes sueños. Al mismo tiempo es carismática, sencilla y consciente de que tiene que trabajar para llegar a lo que quiere. Nació en una familia de músicos de folclore peruano. Su mamá compuso sus primeras canciones y fue como decidieron hacer un video para subir la canción a YouTube. Resultado: 12 millones de views. Pero lo sorprendente es que esos millones de views son de gente que le gusta el cotorreo y en mi mente pensaba que estaba creado con esa intención. Y no.

El pueblo que aparece en el video es donde nació la mamá Sulca, lo hicieron ahí para mostrar las condiciones de olvido en la que se tienen ciertas regiones de Perú. A Wendy le rentaron un vestido típico de la región y la canción La tetita, realmente cuenta la historia de Wendy cuando era niña, pues su mamá la siguió amamantando hasta los cinco años.

Su mamá realmente sueña con que su música suene en la radio del mundo. Ella no ve todo eso que han hecho como cotorreo, es de verdad una persona que nació y creció en un pueblo olvidado y ahora gracias a esas canciones que escribió está conociendo casi toda Latinoamérica.

Entonces ahora admiro a una niña cuyo folclore nacional y familiar traspasó las fronteras y de verdad espero que logre pasar la barrera de sus fans de cotorreo a sus fans de verdad. Y también espero que ese disco con canciones inéditas que está preparando, le haga justicia a su carisma y talento.

Mi foto de fans.
Mi foto de fans.

Y su canción inédita aquí

Y el cover a Madonna acá

El problema de las expectativas

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Ya salió el primer trailer de la esperadísima 50 sombras de Grey. Mucho se ha dicho, debatido y descalificado. Y yo como tenía abandonado este blog pues no había externado mis opiniones, a menos que me los preguntaran. Pero aquí van:

1. El libro está mal escrito: Sí. Es un fanfic inspirado en Twilight, entonces ya desde ahí todo viene a menos. Pero recordemos que el exitazo de aquella saga fue que le vino a contar a las adolescentes (plenas y tardías) lo que necesitaban que les contaran y si eso fuera tan fácil pues entonces muchos más libros habrían vivido ese fenómeno.

2. Ni es tan porno, se nota que no han leído a Baudelaire: Sucede lo mismo que en el punto uno, es una mezcla. Cuenta lo que la gente quiere leer y de la forma en que las mujeres queremos leerlo. No nos interesan tanto los detalles gráficos y carnales, lo que nos mueve -a una gran parte-  es que nos describan los sentimientos como nosotras los sentiríamos si conociéramos a un turbo guapo millonario que nos quisiera dar de nalgadas.

3. Tanto Bella como Anastasia son chicas sencillas, tímidas y lo más importante: inseguras. La que no haya tenido un día que se siente tan horrible que no merece la mirada lasciva de ningún hombre, que tire la primera piedra y se vaya a leer a Bukowski y nos deje a nosotras las ñoñas disfrutar nuestras ñoñadas.

Yo me la pasé bomba leyendo los tres libros, bajándole el brillo al ipad para que el de al lado no cachara por qué estaba tan colorada.

Creo que  más allá de discutir los valores literarios del libro, habría que ver por qué esa necesidad existe entre las mujeres del mundo que lo ha hecho vender 31 millones de copias en 37 países. Y este musical de dos minutos resume bastante bien mi punto.

Y ya viene la versión cinematográfica. A ese respecto solo puedo opinar que Anastasia se ve más fodonga y pobre que tímida e insegura y a nadie le parece Jamie Dornan como Christian Grey pero la verdad es que nadie nos hubiera gustado a todas. Cada quien hizo a su Mr. Grey según sus fantasías y expectativas y esas jamás se satisfacen al 100. Al menos no cuando se trata de un producto creado para complacer a las masas. Ya si alguna tiene a su Grey en su casa, pues qué suertuda.

Y por último, una felicitación a Universal Pictures por liberar el trailer con subtítulos al mismo tiempo que se liberó el trailer mundial. Que se repita el fenómeno, de favor.